Cuevas Barrio Las Santas

No las recomiendo en ningún caso. Si bien el estado de la cueva es el correcto, no dispone de todo lo que te dicen que tiene. Estuvimos algunos amigos en familia. Hicimos la reserva para llegar tarde, aunque algunos llegaron más temprano. Nos recolocaron, como un favor, desde otras cuevas (chapó por el propietario que nos consiguió alojamiento). Lo más importante es que el dueño vive en las mismas cuevas y no respeta la intimidad de los clientes. Nosotros llegamos tarde y marchamos temprano por un evento en la zona. El dueño, "deduce" que nos hemos colado varios clientes "sin pagar" en su alojamiento. Algo que no sucedió, como comentaremos. Su actitud fue irrespetuosa, intimidatoria y de muy mala educación, delante de nuestros hijos menores que no sabían lo que pasaba. Nos impedía abandonar la propiedad plantado en la puerta intimidando y TODO ELLO EN INGLÉS, sin conocimiento de una sola palabra en español. Sin alargar más, finalmente forzamos nuestra salida de la propiedad arriesgando nuestra propia integridad física. El dueño se quedó en la puerta contando todos los que salimos de las cuevas para comprobar finalmente, QUE NO SE HABÍA COLADO NADIE, que estábamos los que habíamos pagado. Nos hizo llegar, a través de los últimos que salieron que debíamos volver a la cueva y hablar con él. Preferimos no hacerlo. El daño ya estaba hecho. Todo eso resumiendo mucho. Aunque nos sentimos incómodos, amenzados y muy faltados al respeto. Mencionar que una de las niñas de la otra pareja se quitó una garrapata de la cara dentro de la cueva. Algo que puede suceder, pero mucho más cuando el dueño que vive y entra en las cuevas estando allí los clientes, tiene decenas de gatos y algún que otro perro, en la misma propiedad, andando "a sus anchas" por la zona que tú has alquilado. No volvería. Y tampoco lo recomiendo... salvo que aceptes todo eso y alguna cosa más que cuentan los demás.

Muy cómodo y tranquilo. Cueva súper bien equipada. Ducha potente, toda la vajilla necesaria. Teníamos hasta café y té de cortesía. Llegamos entre semana santa. Estuvimos solos. Pudimos dejar el coche en la puerta.