Los Corrales de Soto

Experiencia agridulce: un "aparente" buen bar restaurante (no pudimos conocerlo) con un hotel rural pequeño, como "extra", al que, según nuestra experiencia, no ponen especial cuidado o interés, haciendo que la experiencia sea eso... agridulce... Al llegar nos recibe un camarero del bar que, de forma muy simpática y amable, se preocupa por nuestro interés en reservarnos una mesa para comer, para evitar problemas luego de aforo, y tras indicarle que pensábamos cenar allí, en lugar de comer ya que iríamos a pasear por un pueblo cercano, nos indica que no hay problema de espacio por la noche y que allí nos espera... ERROR... Luego, cuando ya era tarde, descubrimos que no abrían el domingo por la noche y por lo tanto sin la posibilidad de cenar en el propio hotel por comodidad. Antes de subir viene la persona que parece gestionar "algo más" el hotel y no dice que por error no estaba preparado con el sofá cama, toallas y demás para nuestra hija (2 adultos + niña). Quedamos en que salimos de la habitación y, mientras, lo preparan. Nos hubiera parecido más profesional el habernos ofrecido tomar algo mientras en el bar, pero... A esto añadir que mi comentario al mi mujer fué "...me da a mí que volvemos y sigue la habitación igual...", al ver que, tras salir del hotel, esa mujer volvía a sentarse (si, sentarse) en la mesa de la que había venido y en la que se notaba que, entre amigos o similar, lo "estaban pasando bien"... BINGO!! Volvimos y la habitación seguía igual... Tuvimos que reclamarlo y volver a salir mientras, esta vez sí, la preparaban, sin caer tampoco esta vez en, al menos, ofrecernos un café... A partir de media tarde el restaurante cierra, el hotel queda vacío, sin personal alguno, y unos teléfonos de contacto (con horarios concretos) en la habitación que, curiosamente, no abarcan las 24 horas del día, así que mejor que si pasa algo sea en esos horarios... ;-) La habitación correcta y bien decorada, aunque los colchones algo incómodos. La bañera de hidromasaje (reservamos la habitación que la tenía) perfecta. Televisión pequeña y terraza chula, aunque eso teniendo en cuenta que era domingo y aquello cerrado, ya que en caso de estar abierto el bar quizá no sea así al estar junto encima... Detalles como el dejar un único rollo de papel, sin haber nadie en el hotel hasta el día siguiente, tampoco es agradable. El desayuno, al ser domingo y querer dejar todo cerrado, se queda preparado en las mesas para el día siguiente: pan en rodajas y tostador, cafetera con capsulas, mantequilla, mermelada, ..., bizcocho, un botellín de zumo de frutas y agua "caliente" (del día anterior), jamón serrano y unas mandarinas. Correcto, si no fuera una vez más por los detalles... No obstante, si no se madruga, como en nuestro caso, y ya está el personal allí, todo es subsanable porque nada más verte ya te dicen que de cualquier cosa que quieras más se lo pidas, por ejemplo.. El malestar y decepción final, que finalmente motiva esta nota y comentario, es lo

Alojamiento en familia con niños pequeños. Centrica casita de piedra, limpia , bien decorada y con un muy buen desayuno. TRato correcto y tiene muchísimos detalles que hacer que tu estancia sea amena.